Todo lo que necesitas saber sobre el FPS
Durante los últimos meses, hemos simulado un bronceado con autobronceadores y bronceadores. Si bien no estamos listas para prescindir de un poco de ayuda, sí estamos listas para disfrutar del calor del sol. Sin embargo, no podemos exponernos al sol sin protección. El FPS, o factor de protección solar, es una medida estándar de la capacidad de un protector solar para proteger la piel de los rayos solares. Deberíamos aplicarnos protector solar con FPS a diario como parte de nuestra rutina de cuidado de la piel, incluso en invierno. Muchas bases de maquillaje, cremas hidratantes con color y cremas CC lo incluyen en sus fórmulas, por lo que puedes omitir este paso.
Sin embargo, las personas de piel más clara quizás necesiten un poco más de protección. Se recomienda un FPS de 30 para pieles claras, mientras que el resto podemos empezar con un FPS de 15. Tener un tono de piel oscuro o más intenso no te exime de usar protector solar. La melanina no protege la piel del daño solar.
Aquí va una explicación sencilla sobre el factor de protección solar (FPS): No puedes sumar diferentes FPS como si fuera una simple operación aritmética. Es más bien como la ley de rendimientos decrecientes en economía. Por ejemplo, aplicar FPS 10 sobre FPS 20 no es lo mismo que aplicar FPS 30. Además, FPS 30 no ofrece el doble de protección que FPS 15. El aumento de la cobertura entre los distintos FPS es solo de un dígito porcentual. En resumen, el número se refiere al tiempo estimado que puedes permanecer al sol sin quemarte. Así que, si vas a tomar el sol durante horas, reaplica el protector solar con frecuencia y, sobre todo, después de sudar o nadar.
Estos son los peligros de salir sin protección:
- La probabilidad de que aparezcan manchas de hiperpigmentación persistentes, como las manchas solares, mucho después de que haya desaparecido el bronceado, aumenta drásticamente.
- El colágeno de la piel, que la mantiene flexible y tersa, puede deteriorarse, lo que puede provocar líneas de expresión y arrugas.
- Es posible que pierdas la suavidad de tu piel de bebé porque el sol reseca la piel, lo que provoca que se agriete y adquiera un aspecto arrugado.
- Los daños permanentes en la estructura celular de la piel pueden provocar otras afecciones cutáneas más dañinas y permanentes.
Optar por un plan de cuidado de la piel puede hacer que disfrutar del sol sea menos perjudicial. Recuerda también que los retinoles o los tratamientos exfoliantes profundos pueden aumentar la sensibilidad de la piel al sol. Por eso, asegúrate de protegerla para conservar los resultados. La forma más sencilla de cuidar tu piel es incorporar la protección solar a tu rutina, si aún no la incluyes en tu rutina de maquillaje. ¡Disfruta del sol de forma segura!
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